"Marina Heredia: La elegancia y el derroche, el gesto y el esplendor"
Begoña López
Diezencultura.es. 4 de mayo de 2011
Tiene treinta años, pero posee una presencia rotunda, que evoca a las artistas legendarias. Vestida de corto, con sombrero de ala ancha, en un escenario casi desnudo y con ese silencio previo que engrandece las grandes voces, todos los ojos y los oídos están pendientes de ella.
Marina Heredia –su primera vez en el Gran Teatro- decidió la noche del viernes combinar dos rasgos del buen flamenco: la elegancia y el derroche, sabia elección de quien se siente a gusto sobre el escenario. A buen de seguro que además se supo querida, ante un público de Huelva expectante, desde el que no faltaron piropos a esa niña a la que muchos habían visto despuntar en la Peña Femenina y en varios festivales de la provincia y que ahora regresa a tierras onubenses convertida en mujer y artista imprescindible, Marina en todo su esplendor.
‘De antaño’ a ‘Bambineando’, la granaína desgranó los mejores cantes de su último disco, el mejor de flamenco del pasado año según la crítica nacional especializada. Con el que se convirtió en la primera figura de la pasada Bienal de Sevilla.Ahí es ná.
Los primeros tangos y fandangos fueron suficientes para crear la atmósfera perfecta, elevando la temperatura de la noche ya calurosa, con ganas de recibir el mes de mayo. Primavera en estado puro. La grandeza del don con la humanidad del gesto: el de soltarse el pelo y hacerse un nudo para amarrarse la camisa, el de la mirada cómplice al guitarrista o el tono de dirigirse al público para romper la distancia, cuanto antes mejor.
Imprescindibles para conseguir esa magia, las guitarras de ‘Bolita’ y Luis Mariano, virtuosos en el acompañamiento y en el arrope. Con músicos y aforo metidos en faena, Marina Heredia bordó la soleá dedicada a su padre, El Parrón, las seguriyas para La Paquera y las bulerías para El Chino de Málaga. Homenajes a los grandes de alguien que ha sabido madurar asentada en sus raíces, de quien dice que la base del flamenco es “lo puro, lo antiguo, lo clásico” y que Camarón será siempre el pilar de su aprendizaje.
En la segunda parte de la actuación, la elegancia cedió el testigo al derroche. Se imaginaba al verla aparecer con un impresionante vestido rojo, como si reinventara a nuestras folclóricas con la fuerza de su juventud. Primero, con la intensidad de No me lo creo, una espectacular versión de bulería, brillante en el disco y perfecta en directo. Luego, conSed por alegrías. Rematando con la rumba y una combinación perfecta de contenido y forma: la intensidad de las letras de Bambino y la garganta clara de Marina.
Entre palmas por Huelva, llegó el fin de fiesta. El disfrute encima de las tablas, cuando los guitarristas se arrancan al baile y las chicas del coro al cante. Y en la platea del Gran Teatro, un público entregado y disfrutando de saber que estaba asistiendo a uno de esos conciertos memorables, de los que siempre se recordarán. Son esos momentos únicos en los que el flamenco nos recuerda que estamos más vivos.
El éxito de Marina Heredia confirma la excelente implantación del ciclo ‘Flamenco viene del Sur’ en Huelva, que tanto y tan bueno está haciendo para permitir disfrutar de actuaciones de primer nivel sin tener que esperar a las citas clásicas. Sin olvidar la oportunidad que brinda Flamenco en Red de presenciar la retransmisión en diferido, que en la Universidad Onubense se proyectará el miércoles 4 de mayo a las 18.00 horas en la Facultad de Educación del Campus del Carmen.
Fotografía: Jesús Heredia Luque
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